Grande es el arte del inicio, 

pero mayor es el arte de saber poner fin

(Henry Wadsworth Longfellow)

 

Hay ciertas cosas que deberían seguir siendo como son. 

Deberíamos poder meterlas en una vitrina de cristal y dejarlas en paz 

(Jerome Salinger) 

La estupidez insiste siempre
(Albert Camus) 

 

La vida es un gran experimento. 

Cuantos más experimentos hagas, mejor.

(Ralph Waldo Emerson) 

 

Ningún copo de nieve se siente responsable de la avalancha
(Voltaire)

 

Comprar lotería es dejar en manos del azar lo que tú no eres capaz de conseguir con tu esfuerzo

(Quequé; "Loco Mundo")

 

La seguridad nace de saber que sea cual sea la circunstancia a la que nos enfrentemos, seremos capaces de resolverla

(Bernardo Stamateas) 

Se puede engañar a algunos todo el tiempo;

se puede engañar a todos algún tiempo;

pero no se puede engañar a todos todo el tiempo

(Abraham Lincoln)

El ego es la principal enfermedad de la humanidad y éstas son las frases más nocivas: 

porque yo soy, porque yo tengo, porque yo fui, porque yo hice...

(Pep Marí)

El desprestigio de las leyes no solo facilita la impunidad de los criminales; 

también daña la decencia de los inocentes

(Maquiavelo)

Saber lo que realmente uno quiere representa uno de los problemas más complejos a los que se enfrenta el ser humano

(Enrich Fromm) 

 

El éxito alimenta al personaje que te has creado para ser alguien en el mundo
El fracaso nutre a la persona que eres realmente en tu mundo

(Pep Marí) 

 

Cuanto más cortos son los límites de lo interesante, 

más cosas se descubren
(Soren Kierkegaar)

 

Cuanto más te conozcas a ti mismo, 

mayor paciencia tendrás por lo que ves en otros.
(Erik Erikson)

 

Siempre se ha creído que existe algo que se llama destino, pero siempre se ha creído también que hay otra cosa que se llama albedrío. Lo que califica al hombre es el equilibrio de esa contradicción 

 (Gilbert Keith Chesterton)

 

Sólo se tiene miedo cuando no se está de acuerdo con uno mismo
(Hermann Hesse)

 

Ni las crisis sirven para crecer, ni los fracasos educan, ni de los errores se aprende. 

Para que todo esto sea cierto, resulta imprescindible acompañarlo de una actitud adecuada. 

Sin actitud, no hay aprendizaje
(Pep Marí)